con la columna vertebral sin protección, al descubierto el alma y con la textura de la arena pegada en los pies.
buscando otro mundo, un mundo inventado que no reinventado, desde el principio, con el frío calando en los huesos y el calor de la valentía en el alma.
sin pensar en nada más, en nadie más, vaciando la mente y guardando cada uno de los reflejos del sol.
... sólo eso, para qué más
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